460 millones de niños y niñas viven en situación de emergencia,
el mayor número de la historia
Los conflictos armados representan uno de los principales riesgos para los derechos y el bienestar de la infancia en todo el mundo. No solo amenazan su integridad física, sino que también los desarraiga y los expone a los peligros de la vida en movimiento, incluida la violencia, el abuso y la explotación sexual, la trata y la separación de sus familias. Además, en contextos de conflicto, 72 millones de niños y niñas no están escolarizados, una realidad que afecta más duramente a las niñas.
Por otro lado, 333 millones de niños y niñas de todo el mundo (o 1 de cada 6) viven en situación de pobreza extrema (con menos de 2,15 dólares al día), especialmente en la región del África Subsahariana. Y casi la mitad de los niños y niñas del mundo (alrededor de 1.000 millones) viven en países de alto riesgo en materia de peligros climáticos y ambientales. La infancia de hoy está expuesta a un medio ambiente más impredecible y peligroso que ninguna generación anterior.
Participando en Corre por una Causa puedes contribuir a que muchos de estos niños y niñas puedan mejorar sus condiciones de vida y tener acceso a una educación de calidad. Los fondos recaudados en esta edición irán destinados al trabajo que Entreculturas y Aboan llevamos a cabo en países como Chad, Líbano, Tanzania o España (ante las consecuencias de la Dana en Valencia) para que la infancia que vive en contextos de emergencia cuente con un espacio seguro en el que poder jugar, aprender y crecer.
Porque la escuela es su refugio, el lugar donde sentirse a salvo y mantener la esperanza en un futuro mejor.
La educación hace posible que puedan mirar al futuro con esperanza.
La escuela les ofrece herramientas para protegerse, atención psicosocial para superar los traumas ocasionados por la guerra, alimentación diaria y un espacio de convivencia, de seguridad y de paz para sus vidas.
La educación es clave para fomentar el diálogo frente al conflicto, la empatía frente a la hostilidad, la acogida frente al rechazo. La educación es fundamental para la creación de una cultura de paz, para construir un mundo más justo y solidario. La escuela es refugio.
A través de nuestros proyectos, atendemos, protegemos y acompañamos a la infancia en contextos vulnerables y a sus familias y comunidades. Les ofrecemos atención humanitaria, atención psicosocial, apoyo educativo y espacios de juego y convivencia que les permitan recuperar su rutina y acceder a un futuro digno.
Para ampliar esta información, puedes descargar nuestros informes:
- «Escuelas que construyen paz. Espacios de protección y garantía de derechos para la infancia refugiada»
- «Escuelas en crisis. Cómo proteger el derecho a la educación en situaciones de emergencia»
- «Escuela refugio, escuela que acoge. Desafíos para garantizar la acogida educativa de la infancia y la juventud en movilidad forzada»
A continuación te mostramos algunos de los ejemplos del trabajo que realizamos Entreculturas y Alboan en defensa del derecho a la educación en contextos de emergencia:
Líbano lleva décadas encadenando crisis, la más reciente la provocada por los bombardeos sufridos desde el pasado mes de septiembre que están dejando miles de muertos y más de un millón de personas desplazadas.
Allí trabajamos junto al Servicio Jesuita a Refugiados (JRS por sus siglas en inglés) desde hace más de una década, respondiendo a la llegada de casi dos millones de refugiados sirios al país huyendo de la guerra. Desde el primer momento se trabajó en espacios de protección para niños, niñas y mujeres a través de una educación de calidad gratuita y el reparto de bienes de primera necesidad junto al acceso a salud mental a través de servicios psicosociales.
Durante los últimos años estamos apoyado a seis escuelas de educación formal de parvulario y primaria y una de educación no formal que suponen la escolarización anual de 2.975 niñas y niños, tres centros sociales donde se provee de salud mental al alumnado y sus familias a través de sus trabajadoras sociales y psicólogas, además de un proyecto de medios de vida para 275 mujeres que cada año participan en los cursos formativos donde se da la oportunidad de aprender un oficio, empoderando a mujeres en el ejercicio a sus derechos y participar en la vida económica de las familias. Unido a lo anterior, en las escuelas se ofrece alimentación diaria a todo el alumnado y se les provee de material escolar cada uno y una de las estudiantes, kits de invierno para afrontar las bajas temperaturas y kits de higiene básica.
En la actualidad, tras años de trabajo en Líbano y miles de niños y niñas escolarizadas, la intensificación de los bombardeos israelíes en el país, ha supuesto una adaptación de la intervención y nuestro trabajo se ha volcado en responder a la emergencia humanitaria. El equipo en terreno está distribuyendo ayuda humanitaria que se compone de colchones, almohadas, mantas, alimentación, kits de higiene e higiene menstrual y hemos habilitado dos refugios para personas desplazadas de diferentes nacionalidades, a la espera de un cese al fuego. Adicionalmente, se promoverán los espacios de protección para los niños y niñas, tratando de promover su seguridad y estabilidad socioemocional.
En Tanzania el JRS trabaja en dos campos para personas refugiadas originarias principalmente de Burundi y de la República Democrática del Congo. En los campos de Nduta y Nyarugusu, dicha organización se ha vuelto un referente en la atención de personas con discapacidad favoreciendo la inclusión de niños y niñas con necesidades especiales en el sistema educativo.
Recientemente se realizaron estudios para conocer a fondo cuales son los principales obstáculos que impiden a las niñas y los niños con discapacidad funcional de acceder a una educación de calidad en este contexto humanitario, así como sus principales consecuencias. En estos estudios, emerge que la permanencia en la escuela de las niñas y niños con discapacidad es de apenas dos años y solo de un par de horas al día frente a las más de 7 horas de los niños y niñas sin diversidad funcional. Además, el estudio informaba de que la tasa de escolarización de los niños y las niñas con discapacidad en los campos era inferior al 10% debido a la falta de capacitación del profesorado, de equipos y suministros adaptados a la diversidad funcional y de sensibilización de la comunidad hacia la discapacidad.
Es por ello que junto al JRS, con el apoyo de Entreculturas y Alboan, desarrolla actividades en favor del derecho a una educación inclusiva para todas y todos, ofreciendo formación para el profesorado, distribuyendo materiales escolares adaptados a la diversidad funcional, apoyando a las niñas y niños con equipamientos como sillas de ruedas, gafas, prótesis y audífonos y abordando el estigma de la discapacidad para crear percepciones positivas y un trato más humanos de las personas con diversidad funcional.
JRS está acompañando cerca de 400 niñas y niños con discapacidad ya insertados en el sistema educativo, d los cuales cerca del 42% son niñas. Sin embargo, hay más niñas y niños que no están identificados y que, por falta de medios o de concientización de las familias, todavía no pueden acceder a la escuela.
Este proyecto también se dirige a ellas y ellos, para que la discapacidad deje de ser una limitación al acceso a la educación.
La crisis en el Lago Chad es una emergencia humanitaria a gran escala, compleja y prolongada, derivada de una combinación de factores. Los continuos problemas causados por los conflictos, la degradación medioambiental y la vulnerabilidad derivada de los efectos del cambio climático contribuyen a elevados niveles de inseguridad alimentaria y desplazamientos dejando a millones de personas dependientes de la ayuda humanitaria. La falta de protección de la población y en particular de niñas, niños y adolescentes es motivo de gran preocupación por el aumento de la violencia: secuestros, matrimonios forzados y reclutamiento forzoso en grupos armados. La situación de las niñas es especialmente grave por el impacto de la violencia y crisis humanitaria.
A pesar de los avances en el marco jurídico nacional para la protección de niñas y adolescentes, los factores socioculturales hacen que sus derechos no sean respetados. En el Lago Chad, las diferencias de género en la matriculación son una realidad. Por ello, Entreculturas y Alboan, junto a su socio local, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), se hacen eco de esta necesidad de esfuerzos específicos y diferenciados para defender el derecho a la educación, trabajando por aumentar y mantener la matriculación y el rendimiento entre el alumnado de ambos sexos a pesar del contexto de crisis humanitaria.
A través del acceso a la educación que promueve el JRS, y de la generación de entornos educativos seguros, protectores, inclusivos y sensibles al género y al conflicto, se contribuye a una mayor resiliencia de la infancia y adolescencia refugiada, desplazada, retornada y de acogida. De esta manera se favorecerá que esta generación tenga mayores herramientas para construir un futuro de paz en sus comunidades.
En la actualidad, Entreculturas, Alboan y JRS arrancan una nueva intervención que se dirige a la infancia y adolescencia refugiada, desplazada interna, retornada y de acogida en 5 escuelas donde más de la mitad de niñas, niños y adolescentes no están escolarizados. 9.840 niñas, niños y adolescentes entre 6 y 17 años afectados por crisis humanitaria, conflictos y catástrofes naturales, se beneficiarán de espacios de aprendizaje protectores e inclusivos. Además, la intervención también alcanzará al 20% de la población como beneficiarias/os indirectas/os (aproximadamente 9.000 personas, 51% mujeres).
En Valencia, la DANA nos mostró cuán vulnerables somos. Las tormentas torrenciales dejaron tras de sí hogares inundados, infraestructuras escolares dañadas y familias afectadas por la pérdida de seres queridos.
La DANA ha arrasado con todo a su paso en más de 70 pueblos y barrios de la provincia de Valencia. Desde entonces, desde Entreculturas se ha trabajado en red con otras instituciones jesuitas para dar una respuesta integral y atender las necesidades urgentes de las personas más vulnerables. Se han activado diversos mecanismos de ayuda y solidaridad: ciudadanía que de manera particular u organizada se ha volcado a las zonas afectadas, así como organizaciones sociales y religiosas, que han desplegado todos sus recursos para sumar voluntades y apoyar con lo necesario a las más de 500 mil personas que han sido golpeadas por esta tragedia.
Junto con los equipos de la Compañía de Jesús en Valencia hemos estado sumando esfuerzos locales para dar respuesta a la emergencia. Nos estamos enfocando sobre todo en las personas más vulnerables, menores, personas migrantes, las personas mayores que están solas o las personas con problemas de salud mental, que, en la mayoría de los casos, carecen de una red de ayuda. En esta primera fase de emergencia estamos centrados en la asistencia directa en 17 municipios.
Desde el Centro Arrupe, como lugar de articulación y encuentro, se han coordinado ayudas a través de la acción educativa y de primera emergencia de las Escuelas San José. A través del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y ECCA social, se ha desarrollado la labor con población más vulnerable. Y desde Entreculturas se han activado las acciones de solidaridad y ciudadanía global. Igualmente, instituciones y personas aliadas en todo el país han estado acompañando y apoyando de diferentes formas: con ayuda económica, recolección y envío de alimentos e insumos básicos, jornadas de oración y reflexión.
Los niños y niñas han enfrentado la pérdida de espacios seguros, lúdicos y de aprendizaje, habiéndose dañado sus hogares, infraestructuras escolares y espacios como parques y plazas. La fuerza de la naturaleza nos recordó nuestra vulnerabilidad y la urgencia de actuar frente al cambio climático. A través de la carrera, apoyaremos la recuperación de las comunidades afectadas.